En el Mar de los Sargazos
todo ocupó su lugar desde el principio.
En la zona de los Lagos sin Luz
no es permitida la entrada,
salvo a los custodios
de sus orillas abismales.
Allí el agua perdió su color
Allí el agua perdió su color
y hay que nadar a tientas.
El fondo no parece existir
El fondo no parece existir
y tampoco el horizonte.
Es una oquedad,
como una noche que nunca acaba.
Nadie sabe con certeza
cómo surgió este silencio oscuro
que a veces cruje y se retuerce,
pero no hay explicación para su dolor.
Es como un monumento inútil, sin sentido.
Una bóveda de vértigo y desmesura.
En esta mancha espesa nada crece,
nada se multiplica.
Como piedra líquida y helada.
Una desolación parecida
Es una oquedad,
como una noche que nunca acaba.
Nadie sabe con certeza
cómo surgió este silencio oscuro
que a veces cruje y se retuerce,
pero no hay explicación para su dolor.
Es como un monumento inútil, sin sentido.
Una bóveda de vértigo y desmesura.
En esta mancha espesa nada crece,
nada se multiplica.
Como piedra líquida y helada.
Una desolación parecida
a una advertencia,
contraria a la alegría.
Una sima que se abre sin cesar
en un tiempo achatado por el olvido.
En sus profundidades están los restos
de una ciudad castigada;
por ello, los habitantes de Sargonia
evitan pasar por esos lugares
y casi nunca hablan de su existencia.
contraria a la alegría.
Una sima que se abre sin cesar
en un tiempo achatado por el olvido.
En sus profundidades están los restos
de una ciudad castigada;
por ello, los habitantes de Sargonia
evitan pasar por esos lugares
y casi nunca hablan de su existencia.
Aut: Manuel Orestes Nieto
0 Olas Arribaron:
Publicar un comentario