Una vez cada cien años,
en el Mar de los Sargazos
hay un día privilegiado
donde lo único importante
es un baño de luz que todo lo ocupa.
El agua, alcanza una
sorprendente cristalinidad
y hasta en las profundidades
más desconocidas
el resplandor
se cuela por entre todo lo que existe.
Al pasar un siglo exacto,
desde cada uno de
los puntos cardinales
se introducen en el Mar
cuatro Soles Acuáticos,
girando sobre sí mismos
como platos fantásticos,
desplazándose en un paseo
de múltiples direcciones
y a distintos niveles de las aguas.
Algunas veces se detienen en un solo lugar,
con sus rayos luminosos,
su corpórea redondez,
su mágico centro.
Otras veces se encuentran dos soles
y pareciera que se convocaran en una danza,
saludándose en sus gravitaciones,
juntándose y distanciándose
en una perfecta armonía.
Entonces su luz se duplica
y los habitantes del Mar
sienten que toda esa insuperable
luminosidad los invade,
como un éxtasis,
como un frenesí.
Durante las veinticuatro horas
que dura este fenómeno,
los sargazos que cubren el techo del Mar
sueltan por sus raíces flotantes
una inconmensurable cantidad de oxígeno;
burbujas que en cascadas
se diseminan de arriba a abajo.
Una suerte de lluvia interior,
transparente y total,
como si el Mar se reanimara
y fuera inyectado con un alimento
para todo el siglo venidero.
Los Soles Acuáticos se van al aire.
No separados como siempre llegan,
sino juntos, y al salir
estallan millones de flores
en la superficie.
en el Mar de los Sargazos
hay un día privilegiado
donde lo único importante
es un baño de luz que todo lo ocupa.
El agua, alcanza una
sorprendente cristalinidad
y hasta en las profundidades
más desconocidas
el resplandor
se cuela por entre todo lo que existe.
Al pasar un siglo exacto,
desde cada uno de
los puntos cardinales
se introducen en el Mar
cuatro Soles Acuáticos,
girando sobre sí mismos
como platos fantásticos,
desplazándose en un paseo
de múltiples direcciones
y a distintos niveles de las aguas.
Algunas veces se detienen en un solo lugar,
con sus rayos luminosos,
su corpórea redondez,
su mágico centro.
Otras veces se encuentran dos soles
y pareciera que se convocaran en una danza,
saludándose en sus gravitaciones,
juntándose y distanciándose
en una perfecta armonía.
Entonces su luz se duplica
y los habitantes del Mar
sienten que toda esa insuperable
luminosidad los invade,
como un éxtasis,
como un frenesí.
Durante las veinticuatro horas
que dura este fenómeno,
los sargazos que cubren el techo del Mar
sueltan por sus raíces flotantes
una inconmensurable cantidad de oxígeno;
burbujas que en cascadas
se diseminan de arriba a abajo.
Una suerte de lluvia interior,
transparente y total,
como si el Mar se reanimara
y fuera inyectado con un alimento
para todo el siglo venidero.
Los Soles Acuáticos se van al aire.
No separados como siempre llegan,
sino juntos, y al salir
estallan millones de flores
en la superficie.
Aut.: Manuel Orestes Nieto
0 Olas Arribaron:
Publicar un comentario